El WC de Bill Gates
Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle
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Padre Hugo Tagle
Hace unos años, el fundador de Microsoft desafió a un grupo de universidades a reinventar el inodoro –wáter, silencioso o “las casitas”, como se le dice en el campo-, debido a su alto consumo de agua y su dependencia de la red de alcantarillado. Debían desarrollar un retrete capaz de recibir los desechos y producir agua potable, energía y/o nutrientes, de forma autónoma, sin usar electricidad, de fácil instalación y bajo costo de mantención. El proyecto ganador fue un wáter a energía solar que genera fertilizante, hidrógeno y electricidad, presentado por un instituto tecnológico de California.
La fundación de los Gates, que ya combate epidemias infantiles en África con gran éxito, se ha abocado ahora a afrontar el cambio climático y la crisis del agua. Seguro volverá a poner sobre la mesa de discusiones el mejor uso del WC.
¿Por qué escribo sobre esto? Primero, porque hay gente genial que nos renueva en la confianza en la humanidad y nos desafía a buscar soluciones ingeniosas en lo más cotidiano y simple. Como un retrete.
Y segundo, la grave crisis hídrica que nos asola exige mucha imaginación, creatividad para un mejor uso de este vital elemento y su reutilización. Y uno esperaría, como simple usuario, que los grandes consumidores de agua busquen ingeniosamente fuentes renovables de este recurso y se destaquen por eso. Que apuesten por una “economía circular” en que todos los insumos utilizados sean a su vez producidos por ellos mismos. No da la impresión, o al menos se escucha poco, de que hagan grandes esfuerzos en esta materia. La sustentabilidad debe ser prerrequisito para cualquier emprendimiento.
Hace poco felicité a través de Twitter a un estudiante que inventó una especie de ladrillo de plástico reciclado. Ojalá que le vaya bien y encuentre el apoyo necesario para su desarrollo. Estas iniciativas amigables con el medio ambiente dejaron de ser un lujo o curiosidades. Hoy son un asunto de sobrevivencia. O encontramos caminos inteligentes de mejor aprovechamiento de los escasos recursos de que disponemos, o desaparecemos. Bueno es recordar aquí que Chile tiene el triste récord de ser uno de los países de la OCDE que menos recicla.
La carretera hídrica de que se habló hasta hace unos meses –que no es otra cosa que los acueductos que ya construyeron los romanos en tantas partes de Europa y los Incas en Sudamérica– no puede quedar en buenas intenciones.
Este año será muy movido. Pero entre las urgencias sociales la crisis medioambiental en que estamos sumidos es prioritaria.